A lo largo y ancho del planeta,
independientemente del rito que se practique, cuando un Q.·. H.·. visita un
Taller, tras haber sido retejado, es colocado entre columnas y le formulan las
siguientes preguntas:
P del V.·.M.·.—¿De dónde venís, Querido Hermano?
R del Q.·. H.·. —De una Logia de San Juan, V.·.M.·.
P del V.·.M.·.— ¿Qué se hace en la Logia de San
Juan?
R del Q.·. H.·. — Allí se elevan Templos a la
virtud y se cavan calabozos para los vicios.
P del V.·.M.·.— ¿Qué nos traéis, Q.·. H.·.?
R del Q.·. H.·. — Salud, Fuerza y Unión.
Asistimos a la Logia con el fin de
interiorizar mediante el ritual que contiene la enseñanza iniciática, los mecanismos
y herramientas que nos ayudaran a vencer nuestras pasiones, someter la voluntad
frente a la amenaza del orgullo, la avaricia y la envidia; además de hacer nuevos
progresos en la masonería, trabajando con celo, constancia y fervor, con el fin
de lograr que la prudencia, la rectitud y el valor aquilatado por una prístina
moral, guie nuestros pasos en la sociedad y ser obreros útiles a la Gran Obra.
Es
importante manejar con propiedad los términos de Logia y Templo. Por Logia
entendemos desde el punto de vista público o exotérico, como el conjunto de
personas que integran la familia masónica. Pero desde el ángulo estrictamente
masónico o esotérico, la Logia es la congregación del ejército de virtudes que
se unen y se disponen a la lucha en contra de las desviaciones instintivas, los
vicios y las pasiones que le esclavizan y le han robado su reino de armonía,
paz y felicidad.
El
Templo Masónico también tiene su explicación diferencial. Desde el cuadrante
publico o exotérico, es el edificio, la estructura física, en el cual se reúnen
los masones para avanzar en el sendero hacia la perfección. Ahora, desde el eje
masónico o esotérico, podemos señalar que el Templo Masónico es el Cuerpo
Humano, donde mora el Ser, la Esencia Infinita, el Espíritu o Dios. Se le llama
Templo porque no es otra cosa que el santuario que utiliza el G.·.A.·.D.·.U.·.
Recordemos que el hombre contiene la chispa divina con los mismos atributos del
Creador, la que nos permite manifestarnos racionalmente en este universo
físico.
Desde
el sentido publico o exotérico es evidente la diferencia entre Logia y Templo. Desde el ángulo masónico o esotérico, no
existen diferencias, pues así como es arriba es abajo, o sea, que tanto las
personas que se reúnen, como las paredes del Templo en el cual trabajan, no son
otra cosa que ENERGIA CONSCIENTE E INTELIGENTE. Todo en este universo es una y
exclusivamente esa ENERGÍA que mantiene cada cosa exactamente en su lugar en
que debe estar. Cada Ser Humano crea su propio universo, y lo sigue creando
hasta el día en que parte, para luego volver a crear otro universo nuevo, a la
medida de sus necesidades espirituales.
Por
eso muy importante que al ingresar al Templo y atender la ceremonia masónica
con el celo y la comprensión del ritual, tener pleno conocimiento que no tiene
ninguna formalidad o virtud sacramental y ninguna consagración tiene el poder
de hacer a un masón, porque en toda iniciación efectiva el iniciado se hace
por sí mismo. Aquí no hay varitas mágicas ni transferencia por osmosis de
grados de conciencia. Los ritos iniciáticos no tienen otro papel que
trazarle un programa, porque es un símbolo en acción y el Taller coadyuva a
realizarlo…
Aproximándonos
al título de la plancha, según Aldo Lavagnini, nos explica que la expresión
Logia de San Juan viene a ser un nombre simbólico de toda unión o agrupación de
iniciados, de hombres iluminados y favorecidos espiritualmente, aplicándose en
su acepción más general a todos los que han sido admitidos en los Misterios Masónicos.
La
historia pretérita de la masonería se encuentra plagada de leyenda y alegorías.
Albert Gallantin Mackey en su Enciclopedia
de la Francmasonería, nos dice que la tradición señala que la Logia Madre o
Primitiva fue establecida en Jerusalén y dedicada a San Juan, primero al
Bautista y luego al Evangelista y finalmente a ambos. De allí se desprende la
idea o tesis que todas las demás Logias en el orbe descienden figurativamente
de esta Logia. En tiempos de las Cruzadas los Caballeros Masones se unieron a
los Caballeros de Jerusalén y combatieron juntos bajo la protección de San
Juan, de allí convinieron que todas las Logias le serian dedicadas en adelante.
Esta tradición es quizás la más remota explicación que busca unir la masonería
con los templarios.
En el símbolo del círculo
con un punto en el centro y dos tangentes verticales, se representa a la Logia de San Juan como una imagen del Cosmos,
cuyos límites están representados por los dos solsticios (literalmente, puntos
de detención del Sol), figurados por los dos San Juan.
Igualmente se argumenta
que la Logia de San Juan es un indicio de la finalidad de la masonería
como conservadora del “conocimiento esotérico cristiano”.
Más allá de todas estas
tesis, lo trascendente es que en la Logia de San Juan elevamos Templos a la
virtud y cavamos calabozos a los vicios. Que trabajamos con esa ENERGIA
CONSCIENTE E INTELIGENTE, que nos guía en el camino que nos conduce a la Luz,
al encuentro con el G.·.A.·.D.·.U.·.
Esperamos que esta plancha
motive la inquietud investigadora de cada masón, ya que somos hombres libres y siempre
debemos tener presente que con nuestros estudios, bajo la escuadra de la razón
y el compás de la comprensión, construimos la convicción que alimenta nuestra
conciencia sobre la base del pensamiento y la práctica de una prístina moral.
Bibliografía:
Mackey,
Albert Gallantin. Enciclopedia de la
Francmasonería
Lavagnini, Aldo. Manual del Aprendiz
Ap 011 marzo 2018
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