Empédocles de Agrigento -Agrigento, h.495/490 -
h.435/430 a. C.-, fue un filósofo griego, que postuló la teoría de las
cuatro raíces, a las que Aristóteles más tarde llamó elementos, juntando el
agua de Tales de Mileto, el fuego de Heráclito, el aire de Anaxímenes y la
tierra de Jenófanes las cuales se mezclan en los distintos entes sobre la
Tierra.
La escuela eleática no logra desviar el interés de
la investigación filosófica del naturalismo, aunque deja como impronta sus
conclusiones en cuanto a declarar aparente el mundo del devenir y engañoso el
conocimiento sensible que le concierne.
En lo múltiple radica la variante que plantean los
filósofos del siglo V a. C. Al igual que Parménides, Empédocles mantiene que el
ser no puede nacer ni perecer, pero a diferencia del filósofo de Elea, explica
la apariencia del nacimiento y la muerte recurriendo a la idea de mezcla y a la
disolución de las cosa mezcladas: La mezcla de los elementos que componen la
cosa es el nacimiento, el disolverse es la muerte. Así el ser inmutable no es
una sustancia única: se compone de “las cuatro raíces de todas las cosas”,
como lo son el fuego, el agua, el aire y la tierra. Completa su teoría con las
fuerzas que animan a los elementos: la Discordia, que tiende a
separarlos; el Amor, que tiende a unirlos. Amor y Discordia
se suceden en el universo y marcan las fases del ciclo cósmico. Durante la fase
dominada por el Amor reina la completa armonía y los elementos están
perfectamente unificados. Es la fase de uniformidad en que la divinidad goza de
su soledad. El Odio, la Discordia, rompe la unidad e introduce la
separación entre los elementos, determinando la formación de las cosas tal cual
son en nuestro mundo. De allí que Amor y Odio son causas de
construcción o destrucción en nuestro plano de realidad.
Estos cuatro elementos y las dos fuerzas que lo
dinamizan son las condiciones del conocimiento: “Conocemos la tierra
mediante la tierra, el agua mediante el agua, el éter divino mediante el éter,
el fuego destructor mediante el fuego, el amor mediante el amor y el odio
funesto mediante el odio”. Con esto asienta el principio fundamental del
conocimiento el cual no es otro que lo semejante se conoce por lo semejante.
Los efluvios provenientes de las cosas producen la sensación cuando se adaptan
a los poros de los órganos de los sentidos por su tamaño; de lo contrario,
permanecen inadvertidos. Para Empédocles el conocimiento del intelecto se
produce gracias al encuentro de los elementos externos con los internos.
Metempsícosis
Empédocles es partidario de la doctrina
órfico-pitagórica de la metempsícosis. Plantea que hay una ley necesaria de
justicia que hace purificar los pecados que deshonraron a los hombres, mediante
una sucesiva serie de nacimientos y muertes. Empédocles afirmó: “Fui un
tiempo niño y niña, arbusto y pájaro y mudo pez del mar”, para luego sentar
la infelicidad existente en la tierra: “De qué honores, de que altura de
felicidad he caído para errar aquí, por la tierra, entre los mortales”,
señalando la posibilidad del retorno a la divinidad.
Bibliografía:
*- Abbagnano, Nicolás. Historia de la Filosofía.
2da edición. Montaner y Simon, S.A. Barcelona, España 1964
*- González, Zeferino (1831-1894) Historia de la
Filosofía.
http://www.filosofia.org/zgo/hf2/index.htm
*- Kranz, Walter. Historia de la Filosofía Griega.
Tomo I. 4ta edición. 1ra en español. UTEHA. México. 1962
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