La liturgia es un conjunto de ritos y estos,
a su vez, son símbolos en acción, con el fin de impregnar un mensaje en el
subconsciente del individuo. La liturgia es uno de los varios métodos de
instrucción masónica que utiliza la Orden. El primer símbolo con que se topa el
profano aspirante a ser masón, es con el traje de recipiendario. Vamos a
realizar un acercamiento a los fines de indagar aspectos instructivos del
mismo.
En la Ten.·. de Iniciación el Ven.·. Maest.·.
informa al Prof.·. que “estáis medio desnudo,
medio descalzo y con una soga al cuello, en representación material del
ignorante que, sin ideas de la elevada misión del hombre sobre la tierra, vive
esclavo de los errores, vicios y pasiones”.
Los textos masónicos coinciden en mostrar que
el traje de recipiendario indica que no juzgamos al hombre por su exterior; la
cuerda que lleva al cuello, es el emblema de la esclavitud en que nos mantienen
las preocupaciones que desde la niñez se nos inculcan y que sólo por la obra
del propio esfuerzo, vinculado a la razón, logramos en el devenir del tiempo
destruir. Descubrimos el pecho del lado del corazón porque el masón se presenta
sinceramente a sus hermanos. El pie descalzo representa la humildad que debemos
profesar; el brazo desnudo, es el deber de combatir la tiranía; la rodilla
desnuda significa que ante los dictados de la razón y la moral debemos
inclinarnos.
El despojo de todo metal nos revela que los
masones no juzgamos al hombre por su riqueza o posición social. Sin señalarlo
explícitamente, esta es la primera enseñanza del significado y utilidad del
nivel como herramienta masónica. La Masonería nivela desigualdades arbitrarias,
instruyendo que cada quien tiene una posición en el edificio social, la cual es
importante para toda la Gran Obra y a la que se debe respeto en su dignidad.
Quedas sin metales, con el corazón franco,
desnudo el brazo para luchar contra la tiranía del fanatismo y la superstición,
con la fuerza de la razón. La Masonería es una institución que tiene por base
la razón y por ende, es su carácter eminentemente universal. La Masonería tiene
un origen propio que no debe confundirse con el de las religiones o sectas. La
Masonería deja a cada uno en libertad de creer, pero se opone a la invasión
fanática de cualquier credo o forma sectaria de pensamiento. La Masonería es
progreso y no pone límite al conocimiento, siendo este el sendero luminoso para
dirigirse hacia la verdad.
El masón deja atrás la metodología de la
ciencia profana, para tomar la iniciática que te consiente observar los
fenómenos naturales y sociales de acuerdo a las leyes del universo y la
naturaleza; fuera de todo dogma y alejado de cualquier superstición. Te permite
analizar la vida fuera de las ataduras y convencionalismos que imponen
conductas que te desgastan existencialmente y no permite que avancemos por la
senda de la Luz, del conocimiento. Conocimiento que te libera e instruye y con tu
libre albedrio, asumas el camino de la virtud como el sano y lógico, teniendo
presente que nuestra convicción de la existencia de un Ser Supremo y de la
inmortalidad del espíritu, se sustenta en la razón y no en autos de fe.
De allí que la soga que llevamos al cuello
como recipiendarios simboliza esa atadura con los convencionalismos sociales,
pero también con la utilización de la ciencia bajo parámetros deterministas,
como algunos fundamentos que desechan el uso de la razón y se atan solamente a la
experiencia sensorial. De haber sido siempre así, la ciencia hubiese avanzado
poco, porque la filosofía siempre ha iluminado el sendero y la ciencia,
persiguiendo esa luz, ha alcanzado logros importantes. Es igual con la fe.
Según los credos Dios existe porque nos los dicen y tenemos confianza en el
vocero. En Masonería, la enseñanza iniciática nos entrega herramientas y en la
medida en que vamos adquiriendo experticia en su utilización, vamos avanzamos
en el desarrollo de nuestros grados de consciencia y, en esa medida, nosotros
individualmente, por medio de nuestros estudios y nuestra practica en la vida
diaria, vamos adquiriendo el conocimiento que nos permite construir nuestro
propio juicio en función de nuestro razonamiento. Esa es la libertad que tanto
ponderamos. Es la libertad de pensamiento la garante del crecimiento como ser
humano, edificando nuestro templo de virtudes y coadyuvando en la inmensa obra
que significa la construcción del templo social donde se haga realidad en este
plano existencial la Gran Obra del G.·. A.·. D.·. U.·.
Esa interiorización del conocimiento y su
exteriorización en la vida familiar y social, es el que diferencia al masón del
profano.
Ap.·. 01 07/2017.
S.·. F.·.U.·
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