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martes, 1 de enero de 2019

El traje de recipiendario

La liturgia es un conjunto de ritos y estos, a su vez, son símbolos en acción, con el fin de impregnar un mensaje en el subconsciente del individuo. La liturgia es uno de los varios métodos de instrucción masónica que utiliza la Orden. El primer símbolo con que se topa el profano aspirante a ser masón, es con el traje de recipiendario. Vamos a realizar un acercamiento a los fines de indagar aspectos instructivos del mismo.


En la Ten.·. de Iniciación el Ven.·. Maest.·. informa al Prof.·. que “estáis medio desnudo, medio descalzo y con una soga al cuello, en representación material del ignorante que, sin ideas de la elevada misión del hombre sobre la tierra, vive esclavo de los errores, vicios y pasiones”.

Los textos masónicos coinciden en mostrar que el traje de recipiendario indica que no juzgamos al hombre por su exterior; la cuerda que lleva al cuello, es el emblema de la esclavitud en que nos mantienen las preocupaciones que desde la niñez se nos inculcan y que sólo por la obra del propio esfuerzo, vinculado a la razón, logramos en el devenir del tiempo destruir. Descubrimos el pecho del lado del corazón porque el masón se presenta sinceramente a sus hermanos. El pie descalzo representa la humildad que debemos profesar; el brazo desnudo, es el deber de combatir la tiranía; la rodilla desnuda significa que ante los dictados de la razón y la moral debemos inclinarnos.

El despojo de todo metal nos revela que los masones no juzgamos al hombre por su riqueza o posición social. Sin señalarlo explícitamente, esta es la primera enseñanza del significado y utilidad del nivel como herramienta masónica. La Masonería nivela desigualdades arbitrarias, instruyendo que cada quien tiene una posición en el edificio social, la cual es importante para toda la Gran Obra y a la que se debe respeto en su dignidad.

Quedas sin metales, con el corazón franco, desnudo el brazo para luchar contra la tiranía del fanatismo y la superstición, con la fuerza de la razón. La Masonería es una institución que tiene por base la razón y por ende, es su carácter eminentemente universal. La Masonería tiene un origen propio que no debe confundirse con el de las religiones o sectas. La Masonería deja a cada uno en libertad de creer, pero se opone a la invasión fanática de cualquier credo o forma sectaria de pensamiento. La Masonería es progreso y no pone límite al conocimiento, siendo este el sendero luminoso para dirigirse hacia la verdad.

El masón deja atrás la metodología de la ciencia profana, para tomar la iniciática que te consiente observar los fenómenos naturales y sociales de acuerdo a las leyes del universo y la naturaleza; fuera de todo dogma y alejado de cualquier superstición. Te permite analizar la vida fuera de las ataduras y convencionalismos que imponen conductas que te desgastan existencialmente y no permite que avancemos por la senda de la Luz, del conocimiento. Conocimiento que te libera e instruye y con tu libre albedrio, asumas el camino de la virtud como el sano y lógico, teniendo presente que nuestra convicción de la existencia de un Ser Supremo y de la inmortalidad del espíritu, se sustenta en la razón y no en autos de fe.

De allí que la soga que llevamos al cuello como recipiendarios simboliza esa atadura con los convencionalismos sociales, pero también con la utilización de la ciencia bajo parámetros deterministas, como algunos fundamentos que desechan el uso de la razón y se atan solamente a la experiencia sensorial. De haber sido siempre así, la ciencia hubiese avanzado poco, porque la filosofía siempre ha iluminado el sendero y la ciencia, persiguiendo esa luz, ha alcanzado logros importantes. Es igual con la fe. Según los credos Dios existe porque nos los dicen y tenemos confianza en el vocero. En Masonería, la enseñanza iniciática nos entrega herramientas y en la medida en que vamos adquiriendo experticia en su utilización, vamos avanzamos en el desarrollo de nuestros grados de consciencia y, en esa medida, nosotros individualmente, por medio de nuestros estudios y nuestra practica en la vida diaria, vamos adquiriendo el conocimiento que nos permite construir nuestro propio juicio en función de nuestro razonamiento. Esa es la libertad que tanto ponderamos. Es la libertad de pensamiento la garante del crecimiento como ser humano, edificando nuestro templo de virtudes y coadyuvando en la inmensa obra que significa la construcción del templo social donde se haga realidad en este plano existencial la Gran Obra del G.·. A.·. D.·. U.·.

Esa interiorización del conocimiento y su exteriorización en la vida familiar y social, es el que diferencia al masón del profano. 
Ap.·. 01  07/2017.

S.·. F.·.U

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