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viernes, 16 de junio de 2017

Orígenes de Alejandría: el mundo sensible es la caída y degeneración del mundo inteligible




De padres cristianos; Orígenes nace el año 185 o 186 en Alejandría, fallece en Tiro o Cesarea Marítima, 254. Su padre, mártir, influye al igual que su madre en la vida religiosa del joven. Orígenes, considerado un Padre de la Iglesia, se destacó por su erudición y junto con San Agustín y Santo Tomás, es uno de los tres pilares de la teología cristiana. Alcanza tal grado su devoción y celo religioso que llega a emascularse.
Su producción literaria fue extensa, pero la inmensa mayoría se ha perdido, bien por las persecuciones religiosas de la época o por los efectos del juicio del V Concilio ecuménico (553) que consideró hereje buena parte de la misma.

 Primer gran sistema de filosofía cristiana
En su obra De principiis, expones las líneas sobre la distinción entre las doctrinas esenciales y las doctrinas accesorias del cristianismo señalando que “los Apóstoles nos han trasmitido con la mayor claridad todo lo que han juzgado necesario a todos los fieles, aún a los más lentos en cultivar la ciencia divina. Pero han dejado a los dotados de dones superiores del espíritu y especialmente de la palabra, de la prudencia y la ciencia, el cuidado de buscar las razones de sus afirmaciones. Sobre otros muchos puntos, se limitaron a la afirmación y no han dado ninguna explicación, para aquellos sucesores suyos que tengan pasión por la sabiduría puedan ejercitar su ingenio.” Orígenes pone de bulto la obligación de seguir la palabra de los Apóstoles y aquellos que tengan la “sabiduría” deben adelantar la investigación necesaria, inspirada por la palabra y en el ejercicio de la razón. A ello se dedica Orígenes, quien realiza un trabajo exegético de los textos bíblicos, escudriñando en significados velados y justificando verdades reveladas.
Orígenes diferencia un triple significado de las escrituras: El somático, el psíquico y el espiritual, que los relaciona con el cuerpo, el alma y el espíritu. Para nuestro personaje, el significado espiritual o alegórico es el más importante y tiene prelación sobre cualquier otro.       
Esta distinción en las Sagradas Escrituras es el gran paso de la fe al conocimiento. Aquí Orígenes afirma la superioridad del conocimiento, que comprende a la fe. Profundizando en la fe, los apóstoles llegaron al conocimiento y después han progresado en el conocimiento y llegado a ser capaces de conocer al Padre. La fe misma, por una exigencia interior, busca sus razones y se convierte en conocimiento. La educación para el conocimiento permite al hombre su retorno gradual a la vida espiritual, la que gozaba en el mundo inteligible en el acto de la creación. Por sobre el Evangelio histórico hay un evangelio perenne que vale en todas los tiempos del mundo y pocos tienen la posibilidad de conocer, siendo un complemento de las verdades reveladas en el Evangelio histórico.  

Rechaza el antropomorfismo del Viejo Testamento
Dios es espíritu. Su naturaleza homogénea, indivisible y absoluta no puede considerarse como el todo ni como una parte del todo, porque el todo está compuesto de partes: El término pitagórico mónada es utilizado para revelar la unidad de Dios, al igual que el vocablo neoplatónico de éneada, que expresa la singularidad de Dios.
La sustancia participa de Dios y no al contrario. Dios no participa de nada. Decir que Dios tiene forma humana y tiene pasiones como las humanas, es la mayor de las impiedades. La perfección es la característica de Dios. Puede hacer todo lo que no sea contrario a su naturaleza, pero no puede cometer injusticias porque es contrario a la divinidad y a su potencia divina. Dios es vida absoluta, en su inmutabilidad.
Dios es el bien en el sentido platónico. El es depositario de la bondad absoluta; el Logos es imagen de la bondad de Dios, pero no es el bien en sí.

La educación es providencia divina
La providencia divina es educar a los seres humanos y compara la acción de Dios a la de un educador o de un médico que impone sanciones para corregir o sanar: “Si Dios fuese solamente bueno y no fuese severo, nosotros despreciaríamos su bondad; si fuese solamente severo sin ser bueno, nuestros pecados nos conducirían a la desesperación”.

El Logos
El Logos es coeterno con el Padre, pero no es eterno en el mismo sentido. La eternidad del Hijo depende de la voluntad del Padre. Dios es vida y el Hijo recibe la vida. El Padre es el Dios, el Hijo es Dios.
El Espíritu Santo es creado a través del Logos, no directamente por Dios. Para Orígenes el Espíritu Santo es una fuerza religiosa sin tarea propia.

La formación del mundo sensible y el retorno a Dios
Influido por Platón y los gnósticos, especialmente Valentino, explica la formación del mundo sensible por la caída de sustancias inteligibles que residen en el mundo inteligible. Las inteligencias incorpóreas que conforman el mundo inteligible son creaciones que gozan de libre albedrío y por lo tanto sujetas a cambio. Su caída ha sido producto del rechazo hacia el esfuerzo que significa la práctica del bien. Estas inteligencias incorpóreas creadas libres han procurado el mal, que es ausencia de bien. En la medida que nos alejamos del bien, caemos en el mal.
Orígenes insiste en la libertad del acto que ha provocado su caída. Aquí difiere del gnosticismo. El mismo demonio no es malo por naturaleza, sino lo es por su voluntad. La caída es un acto libre de rebelión contra Dios en que participaron todos los seres suprasensibles, con la excepción del Hijo de Dios. Su primer resultado es la transformación de las inteligencias en almas, más o menos luminosas, más o menos tenebrosas, de acuerdo a la culpa original.    
El segundo grado de la caída es el revestirse de cuerpo. Se descubre el mundo visible con la variedad y multiplicidad de seres que lo constituyen. Así se forman almas de los cuerpos celestes, etéreos, luminosos, sutiles. Otras inteligencias se convierten en ángeles, a los cuales Orígenes les da los nombres bíblicos de tronos, potestades, dominaciones, entre otros, destinados a ser los enviados de Dios cerca de los hombres. Otras “descienden hasta la carne y la sangre” y se convierten en hombres. Y ya las últimas, se transforman en demonios.
El mundo sensible, tridimensional, visible, es la caída y degeneración del mundo inteligible y de las puras esencias racionales que lo habitan.
Orígenes admite una pluralidad de mundos pero ninguno es repetición de otro. Esa repetición no puede ser por la libertad del hombre. Al darse una indeterminada sucesión de mundos se llegará al fin: el mundo visible volverá al invisible. Los seres racionales habrán expiado su pecado original y llegará la perfección y la salvación final. Para esto es necesario transitar una serie de vidas sucesivas en los diversos mundos. Luego de esto, serán restituidos a su condición primitiva y se encontraran y conocerán a Dios.
Este planteamiento de Orígenes ha sido objeto de confrontación. Algunos parten de la idea que era partidario de la reencarnación, tal como lo afirma el teosofista Geddes MacGregor (1978), otros consideran que Orígenes era contrario a la doctrina ya que conocedor del concepto a partir de la filosofía griega, afirma que la transmigración "...es ajena a la Iglesia de Dios, no enseñada por los apóstoles, y no apoyada por las Escrituras".

La misión del Logos
El Logos es para Orígenes, al igual que para los estoicos, el orden racional del mundo, la fuerza que determina su unidad y lo rige. El Logos es distinto al Padre “por la esencia y el sustrato”, mas es la imagen y reflejo de Dios. Por esta naturaleza subordinada ha recibido la misión de penetrar en la obra de la creación y motivarle orden y belleza. 
El Logos vive en los hombres, por lo tanto todos participan de Él. Sin desnaturalizarse el Logos se adapta a los seres humanos, se reviste de formas variadas, según quien se acerque a conocerle, o sea, según su disposición y capacidad de progreso. Recordemos la tesis de Orígenes sobre el conocimiento y la educación. El Logos es la fuerza inmanente que diviniza al hombre y al mundo.
Hay un punto importante en el tema: en la medida en que el Logos se acerca al hombre para volverlo a conducir a la perfección originaria, se aleja del Padre. De allí que se justifica su encarnación, apropiándose de un cuerpo mortal y un alma humana. Aquí hay que tener presente que ni el cuerpo ni el alma tomadas son divinos, solamente el Logos, que permanece inmutable en su esencia y no sufre nada de lo que le ocurre al cuerpo y al alma de Cristo. Esto no significa que el cuerpo y el alma de Jesús no constituyan una unidad absoluta con el Logos.

El hombre
El hombre es para Orígenes una sustancia racional, una inteligencia que, con la caída, se convirtió en alma. El alma, que es intermedia entre la inteligencia y el cuerpo, es susceptible del bien y el mal, mientras que la inteligencia, como pura vida espiritual, es refractaria al mal. 
Plantea que siendo la caída del ser humano un acto de libertad, así será su retorno a Dios. Reivindica la libertad como un don fundamental de la naturaleza humana que le permite el libre albedrío de acuerdo a la razón.
La educación, al igual que piensa Clemente, es la vía para la redención del hombre: “Jesús aleja nuestra inteligencia de todo aquello que es sensible y la conduce al culto de Dios, que reina sobre todas las cosas”.
La educación del hombre como retorno gradual a la condición de sustancia inteligible se verifica escalando los diversos grados de conocimiento. Del mundo sensible, el ser humano avanza hacia la naturaleza inteligible, que es la del Logos y del Logos a Dios. El Logos que es sabiduría y verdad, por ende, es el único camino para llegar a Dios. Cuando se realice este retorno, la apocatástasis se habrá realizado (ver nota infra).

Conclusión
Orígenes fundamenta su elaboración sistemática de filosofía cristiana en el platonismo y el estoicismo, pero adaptando con gran equilibrio la doctrina platónica de la caída y la de redención de los seres espirituales y, de parte de los estoicos, la doctrina cosmológica.
Orígenes sostiene temas de gran controversia: el Logos es en su naturaleza subordinado a Dios Padre. El Espíritu Santo subordinado al Logos en su naturaleza y función. El sacrificio de Cristo no encuentra una propia y verdadera justificación. Excluye explícitamente la resurrección de la carne.
Introduce la relación entre la redención y el destino de la humanidad entera, la cual, tras la caída, debe volver a la vida espiritual. Igualmente por primera vez se une la suerte de la humanidad a la suerte del mundo. Afirma por primera vez la exigencia de la libertad humana que se había perdido en todas las elaboraciones que colocan al hombre como el sujeto pasivo de la obra redentora de Cristo.

Nota:
La palabra apocatástasis aparece una sola vez en el Nuevo Testamento y concretamente en Hechos 3,20 ss.:
para cuando vengan por disposición del Señor los tiempos de consolación y envíe al mismo Jesucristo que os ha sido anunciado, el cual debe ciertamente mantenerse en el cielo hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que antiguamente Dios habló por boca de sus santos profetas.”
Dicha perícopa (pasaje de la Biblia) pertenece al sermón de San Pedro a los judíos en el que se acentúa la esperanza mesiánica de una nueva creación; todas las cosas serán renovadas y reinará un orden perfecto y definitivo conforme al plan de Dios.

Bibliografía:
*- Abbagnano, Nicolas. Historia de la Filosofía. 2da edición. Montaner y Simon, S.A. Barcelona, España 1964
* Blázquez Marinez, José María. El Nacimiento del Cristianismo. Editorial Síntesis. Madrid, España 1996
*- Cesárea, Eusebio de. Historia Eclesiástica. Tomo I. Editorial CLIE. Traducción del griego por George Grayling. Notas por Samuel Vila. Barcelona. España. 1988
*- González, Justo L. Historia del Cristianismo. Tomo I. Editorial Unilit Miami, Fl. U.S.A. 1994
*- González, Zeferino (1831-1894) Historia de la Filosofía.
http://www.filosofia.org/zgo/hf2/index.htm
*- Kranz, Walter. Historia de la Filosofia Griega. Tomo I. 4ta edición. 1ra en español. UTEHA. México. 1962

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