Nace en Palestina alrededor del 110 d. C. y es uno de
los primeros apologistas cristianos, enmarcado en la Patrística de los dos
primeros siglos.
Es uno de los apologistas griegos más importantes. De
sus obras se conservan dos Apologías dirigidas al emperador Antonino
Pio. En la segunda se describe la doctrina cristiana, la liturgia eucarística,
el rito del bautismo y la vida de la comunidad religiosa. Otra obra que se
conserva es el Dialogo con el Judío Trifón, la que es la más antigua
apología cristiana conservada para confrontar a los judíos.
Señala que el cristianismo ha de asumir la historia
desde sus inicios y afirma que todo lo que sobre la verdad se haya dicho
anteriormente "nos pertenece". De ahí que concluya que muchos
de los aspectos de la filosofía de los estoicos, Platón, etc., no son algo
extraño al pensamiento cristiano. Afirma incluso, que Sócrates conoció, aunque
no de un modo pleno, a Cristo a través de su razón y de esa forma, aunque de una
manera misteriosa, participaría del Verbo (Cristo).
En la Apología afirma que los demonios imitaron
las profecías del Antiguo Testamento, aplicándolas a los misterios
paganos.
Teológicamente afirma que Dios es un ser único,
innombrable. Es inefable, creador y habita en las regiones situadas encima del
cielo, mostrando una influencia de Platón en su pensamiento. De Él procede el Verbo (un dios diferente
en cuanto al nombre pero no en cuanto al concepto) que ha sido engendrado por
Dios antes de la creación. Es un dios de 2º orden, aunque el más importante
después de Dios. Este es el Logos, que es coexistente y engendrado antes
de la Creación, por medio del cual Dios creó y ordenó todas las cosas. Dios se
comunica y revela al mundo a través del Logos. El Logos está
subordinado al Padre
La teoría del Logos es un puente entre la
filosofía pagana y el cristianismo. Los profetas del Antiguo Testamento
y muchos filósofos griegos como Heráclito, Sócrates o el estoico Musonio,
vivieron según las enseñanzas del Logos.
Justino plantea que la razón es el Verbo de Dios, esto
es, Cristo, del cual participa todo el género humano. Desarrolla sobre esta
base la tesis de la Semilla de Verdad.
Justino trabaja en la dirección de acortar la brecha
entre el cristianismo y la filosofía pagana. Busca los puntos de contacto entre
el helenismo y el cristianismo. Plantea que muchos filósofos paganos dijeron
muchas verdades porque la tomaron del Antiguo Testamento.
“La sola luz de la razón es suficiente para
conducir a los hombres a la verdad”, dice Justino. Sobre esta base sostiene
que la semilla del Verbo es innata en todo el género humano; por ende, las
enseñanzas de Cristo perfeccionan las de los filósofos. Allí está el punto de
inicio de toda la filosofía pagana y del cristianismo. De allí que filósofos
como Sócrates y muchos otros “bárbaros”
han sido iluminado por el Verbo, Verbo que luego fue hecho hombre y llamado
Cristo.
En la Enciclopedia Católica On Line, se afirma
que: “La idea desarrollada en todos estos
pasajes es dada en la forma estoica, pero esto le da un mayor valor a su
expresión. Para los estoicos el Verbo seminal (logos spermatikos) es la forma de cada ser; esa es la razón
hasta donde tiene algo de Dios. Esta
teoría de la completa participación en el Verbo Divino (Logos) por el sabio tiene su valor completo sólo en
el estoicismo. En el pensamiento y expresión de Justino son antitéticos, y esto
presta cierta incoherencia a la teoría; la relación establecida entre el Verbo
integral, es decir Jesucristo, y el Verbo parcial diseminado por el mundo, es
más aparente que profundo. Lado a lado con esta teoría, y bastante diferente en
su origen y extensión, encontramos en Justino, como en muchos de sus
contemporáneos, la convicción que la filosofía griega tomó prestado de la
Biblia: fue robándole a Moisés y los profetas -como Platón y otros filósofos-
desarrollaron sus doctrinas.”
Justino justifica la resurrección de la carne por el
poder de Dios y no por postulados de la filosofía.
Rechaza la teodicea de los estoicos, su panteísmo,
materialismo e inmanentismo, aunque elogia su moral. De Platón admite la
trascendencia de Dios y su carencia de cuerpo, pero niega la tesis de la
transmigración de las almas.
La deidificación del hombre tiene su origen en ideas
platónicas. Entonces Justino y luego Clemente de Alejandría, Irineo e Hipólito
de Roma comparten dichas ideas.
Justino comparte las ideas quiliastas(1)
sobre el milenarismo: “mil años de vida
en Jerusalén reconstruida, hermoseada y dilatada”.
La teología en Justino
Las enseñanzas de Justino concernientes a Dios han
sido interpretadas de varias formas, algunos ven en ellas nada más que una
especulación filosófica, otros una fe cristiana verdadera (Enciclopedia
Católica On Line)
Dios es inamovible; Él está sobre el cielo, no puede
ser visto ni contenido dentro de un espacio; El es llamado Padre, en sentido
filosófico y platónico, puesto que Él es el Creador del mundo. (Enciclopedia
Católica On Line)
El Verbo es numéricamente diferente al Padre. Él nació
de la misma sustancia del Padre, no que esa sustancia fuese dividida, sino que
Él procede de ella como un fuego procede de otro; esta forma de producción
(procesión) se compara también con el lenguaje humano. (Enciclopedia
Católica On Line)
Justino, como San Pablo, lo llama el Primogénito,
prototokos. Su divinidad, sin embargo, parece subordinada, según el culto
que se le rinde. El Padre lo engendró por un acto libre y voluntario, al
principio de todas Sus obras. En este último texto algunos autores
distinguieron en el Verbo dos estados del ser, uno íntimo, el otro extrovertido;
pero esta distinción, aunque encontrada en otros apologistas, es en Justino muy
dudosa. A través de la Palabra Dios lo ha hecho todo. El Verbo está difundido a
través de toda la humanidad (Enciclopedia Católica On Line)
Luego está el Espíritu Profético, identificado
con el Espíritu Santo, al cual los hombres deben todas las virtudes. El Espíritu
Santo ocupa el tercer lugar y está sin definir en Justino, con lo que las
bases de lo que será posteriormente el problema de la trinidad ya están aquí
presentes. El Espíritu Santo inspiró a los profetas. Él le dio los siete
dones a Cristo y descendió sobre Él.
Para Justino el Alma es inmortal y el cuerpo también
gracias a Dios. En la segunda Parusía(2) de Cristo, tiempo en que
resucitaran los cuerpos y serán condenados al fuego eterno los inocuos. De allí
que el alma, considerada en sí misma, no es inmortal.
Texto:
"Y como los estoicos no entendieron bien estas
cosas, afirmaron que todas las cosas acaecen por necesidad del hado. Mas como
Dios creó libre al principio el linaje de los ángeles y el de los hombres, con
razón los que pequen sufrirán por sus pecados los suplicios del fuego
eterno..... Mas como los estoicos, al menos en aquellas cosas que dijeron
acerca de las costumbres, llegaron a discurrir rectamente, lo cual algunas
veces sucede también con los poetas, porque la semilla de la razón está
íntimamente adherida a todo el linaje humano, sabemos que los discípulos de
esta doctrina fueron aborrecidos o muertos. No debe por consiguiente extrañar que
los que intentan acomodar su vida, no a una parte de la verdad diseminada, sino
a la verdad plena que se desprende del conocimiento y de la contemplación de
todo el Verbo, es decir de Cristo, sean objeto de odios mucho mayores...Porque
todas las cosas que en todo tiempo pensaron o dijeron los filósofos y los
legisladores, todas estas cosas las conocieron porque de alguna manera
descubrieron y consideraron al Verbo. Pero como no conocieron todas las cosas
que son del Verbo, es decir de Cristo, frecuentemente dijeron cosas
contradictorias....cuantas cosas han sido dichas con acierto por otros nos
pertenecen a nosotros, Cristianos".
Justino: Apología segunda.
Isidro Toro Pampols
Publicado en malletesblogspot.com el 28 de enero del
2015
Notas:
(1)- Quilianismo
es otro nombre por milenarismo, la teoría que Cristo regresará a la tierra a
reinar aquí por mil años antes de la consumación final. La creencia se base
sobre una interpretación de Apoc 20:1-10.
(2)- La Parusía,
para la mayoría de los cristianos, es el acontecimiento, esperado al final de
la historia, de la Segunda Venida de Cristo a la tierra, cuando se manifieste
gloriosamente.
Bibliografía
*- Abbagnano, Nicolas. Historia de la Filosofía. 2da
edición. Montaner y Simon, S.A. Barcelona, España 1964
* Blázquez Marinez, Joé María. El Nacimiento del
Cristianismo. Editorial Síntesis. Madrid, España 196
* Enciclopedia
Católica On Line
http://ec.aciprensa.com/wiki/San_Justino
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