En el Antiguo Testamento se presenta la
langosta como representación del castigo divino. Recordemos a Moisés en el
Éxodo.
Debido a su
apetito insaciable y a su capacidad de devastar grandes áreas de
vegetación, la langosta se asocia con la calamidad y destrucción, también con
la voracidad. En la cultura de la antigua China, fue considerada como signo de
prolífica descendencia, de manera positiva, y por ende, de felicidad; aunque
también una perturbación del orden cósmico producto de su aparición en nubes de
langostas. Por los cambios de piel simbolizó también la trasmigración de las
almas.
Las hembras sólo ponen huevos una vez cada
dos años, pero pueden dejar muchos millares en una misma puesta.
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