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martes, 1 de enero de 2019

“Querido Hermano”




La expresión “Q.·. H.·.” tiene un significado especial en la Masonería: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”, expresa el Cáp. 1:1 del Evangelio según San Juan. Sin entrar en profundidades sobre la fuerza esotérica de la afirmación, explicación que debe corresponder a otros grados, observamos el poder de la palabra, tanto en el orden celestial como en el humano.(1)

El Poema Regius, elaborado en 1390, en plena Edad Media y considerado uno de los documentos fundamentales de la Masonería, aconseja que “todos los masones que serán. Todos unidos estarán y deben tratarse entre los trabajadores como “Querido Hermano”, lo que significa un reconocimiento fraternal de personas que pertenecen a la misma familia.(2)

La Masonería universal es una gran familia y se expresa simbólicamente por el cordel de nudos que une por el techo las columnas del Taller, así como la cadena dentada que bordea el piso ajedrezado en blanco y negro; como manifestación de la Ley del Universo, siendo todo proveniente de un mismo punto creador: el G.·. A.·.D.·.U.·., de allí que somos hermanos y debemos honrar esa condición.

Esa hermandad se aquilata desde el grado de Aprendiz. No se hace parte de nuestra consciencia de la noche a la mañana. Es un proceso en el cual el trabajo iniciático labora en piedra buena para ser moldeada como parte del Templo de Virtud que debe ser todo masón.

El trato permanente, constante, de “Q.·. H.·.”, permea nuestra mente y nuestra alma, haciendo suya esa condición. Paulatinamente, al paso. “Q.·. H.·.” se profundiza tanto en cuanto avanzamos en el camino en la búsqueda de la Luz, en nuestros estudios y en la práctica. Igualmente, en las pruebas que la vida nos va colocando como obstáculos para probar nuestra convicción sincera de ser autentico masón.

La hermandad comienza en el acto de Iniciación. Allí, tras superar varias pruebas, el masón toma consciencia que todos hemos cumplido con una ceremonia similar. Así, un acto tan individual en su esencia, es al mismo tiempo amalgama que sella lazos de unión entre hermanos obviando elementos que desunen en la vida profana, como las razas, creencias, financieros, condición social, entre otros.

En el acto de Iniciación observamos a nuestros hermanos, acero en mano, prestos a defendernos ya como miembro de la Orden. Igualmente conocimos el alcance de las palabras superstición y fanatismo, dos conductas que separan a la humanidad. Nosotros, entre masones, debemos conducirnos bajo premisas de principios estrictos de moral y sobre la base de la comprensión, sin peleas ni diferencias personales: por eso somos “Q.·. H.·.”.

La Masonería avanza sobre principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Estos conceptos no lo entendemos como el vulgo, que le da una interpretación superficial. Para el masón la libertad es la condición personal de buscar la verdad, por medio de la virtud, dominando las tendencias viciosas, hábitos negativos y pasiones destructivas.

La igualdad se logra en la Masonería por la enseñanza de la Escuadra y el Nivel que nos ilumina en cuanto a la identidad fundamental de todos los seres, de todas las manifestaciones del Espíritu, por encima de toda diferencia externa o grado de desarrollo. La Escuadra nos proporciona una recta y justa norma de conducta con todos nuestros semejantes; el Nivel nos hace ocupar el lugar que nos pertenece en la sociedad o donde hayamos sido convocados a trabajar. La Escuadra y el Nivel son herramientas que nos ilustran en la condición que tenemos de sentirnos iguales en todas las circunstancias y condiciones externas; es la igualdad que debemos cultivar en nuestros sentimientos hacia los demás y con una serenidad en las condiciones favorables como en las adversas, en la fortuna y en la desgracia, en el éxito y en el  fracaso, en la pérdida y en la ganancia. Allí encontramos la esencia de la expresión “Q.·. H.·.”, que nunca será una formula protocolar, porque de ser así, quien la expresa no es verdadero masón en su interior.

La Fraternidad, conjuntamente con la Igualdad y la Libertad, forma un Triángulo que nos convoca a la tolerancia de la libertad y comprensión en cuanto a la igualdad con respecto al prójimo. Además de la relación existente entre los QQ.: HH.: (3)

Para concluir este trazado, la expresión “Q.·. H.·.” tiene una triple manifestación: la fuerza de la palabra como símbolo de creación del G.·. A.·. D.·. U.·. expresado en el primer párrafo del Evangelio de San Juan, que en nuestro caso, estamos creando un hombre distinto, templo de virtudes; segundo, como herramienta psicológica para interiorizar un valor fundamental de la Orden Masónica desde el mismo momento en que el profano es aceptado como Aprendiz; y, finalmente, como instrumento que coadyuva con la Escuadra y el Nivel, en la formación de un verdadero masón. 

Así que QQ.·. HH.·., cuando abordemos algún tema escabroso con un Q.·. H.·., nos colocamos al Orden, recordando que el signo gutural significa además de nuestra decisión de mantener los secretos de la Orden, también que nunca debe salir una palabra de nuestro ser que ofenda a un Q.·. H.·., por ello tenemos nuestra mano en forma de Escuadra, rectitud, se ubica en nuestra garganta. Por ello jamás una palabra u acción contraria a la hermandad y por ende a la Masonería, nunca, repetimos, será portadora de sabiduría, ni tendrá fortaleza ni será estéticamente bella;  y por ende, no puede ser parte de la Gran Obra, del G.·. A.·. D.·. U.·.   

Notas y bibliografía.
1) La Biblia.
2) https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/c8eWZ-AnubI
3) Lavagnini, Aldo. Manual del Aprendiz Mason. Editorial Kier. 8va edición 1992 Buenos Aires, Argentina. Pag. 116 – 118
 

Ap 09 :. 1ra quincena de feb 2018

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