Idea. Término procedente del griego "eidos" (etimológicamente, figura,
forma o aspecto visible), que Platón utilizó para referirse a la realidad
inteligible y al que podemos atribuir distintos significados. Platón considera
que la Idea es el objeto de una intuición intelectual y que representa la
esencia inmutable y eterna de la realidad (es ajena al cambio, por lo tanto) y
que tiene existencia independiente de la realidad sensible (o sea, que es
subsistente). La Idea adquiere así una dimensión ontológica (es un objeto real
que existe independientemente de la realidad sensible y del pensamiento),
dimensión que continuará poseyendo en el neoplatonismo y en la filosofía
cristiana inspirada en él (pero concibiendo, esta última, las Ideas como
contenidos del intelecto divino).
En la modernidad, con Descartes, el término pierde su
contenido ontológico y pasa a significar cualquier contenido mental o del
pensamiento; como contenido mental lo utilizan también los empiristas,
explicando, en cada caso, a qué tipo de contenido se refieren.
El término se ha utilizado más recientemente como
sinónimo de concepto, pero también es frecuente su uso como sinónimo de
"pensamiento" (en el sentido en el que hablamos, por ejemplo, de las
"ideas" de tal o cual filósofo, o de tal o cual época histórica).
Inmanencia. Término, opuesto a trascendencia,
con el que nos referimos al carácter de aquella actividad o acción del agente
que se da en él y que tiene en el mismo agente su propio fin, "permaneciendo", por ello, en el
interior de quien la ejecuta. El acto de ver, por ejemplo, fue considerado por
los escolásticos como un caso típico de inmanencia, al no tener efecto alguno
sobre lo visto. Spinoza utiliza también el término en este sentido, cuando
define a Dios como la causa inmanente de todas las cosas.
Inteligible. En general, se utiliza el término
"inteligible" para
manifestar que algo es comprensible, que está dotado de coherencia y
racionalidad, que puede ser pensado. Considerado en esta acepción, lo
inteligible se opone a lo no inteligible, a lo incomprensible.
En la filosofía clásica y medieval lo "inteligible" suele contraponerse a
lo sensible, adquiriendo entonces una doble significación: metafísica y
gnoseológica. En su acepción metafísica, la realidad inteligible, "lo inteligible", es la verdadera
realidad, el verdadero ser, tal como Platón, por ejemplo, considera a las
Ideas. En su acepción gnoseológica, el conocimiento inteligible es el que
podemos obtener de modo inmediato, a través de la acción del intelecto, que
versa sobre la esencia del objeto y que se expresa mediante el concepto.
Intuición. Del latín "intuitus" (imagen, mirada). Término
con el que se designa, en general, la percepción directa e inmediata de un
objeto y de sus relaciones, por parte del sujeto cognoscente. En tal percepción
no puede haber ningún elemento intermedio, como podría ser el conocimiento
discursivo o razonamiento, al que la intuición se opone radicalmente. La
intuición puede ser sensible o inteligible, en función del tipo de objeto que
se percibe.
Los filósofos antiguos y medievales se refirieron
fundamentalmente a la intuición inteligible, a la que consideraban,
especialmente estos últimos, como el modo de conocimiento propio de Dios.
En la filosofía moderna el término va adquiriendo
nuevos matices. Para Descartes, por ejemplo, la intuición es la única fuente de
evidencia, en la que se ha de fundar el discurso racional, concebido como una
serie continuada de intuiciones. Kant, sin embargo, rechazará la intuición
intelectual, en la medida en que supone conocer algo que está más allá de la
experiencia posible. Acepta, no obstante, una intuición empírica (pero que debe
ser pensada bajo conceptos para ofrecer algún conocimiento) y una intuición
pura, la dimensión formal del conocimiento. Los idealistas, por el contrario,
aceptarán que el yo posee intuición intelectual, en el acto de conocerse a sí
mismo. Posteriormente Bergson recuperará la intuición como forma de
conocimiento inmediato e irracional, y Husserl mantendrá que la intuición
eidética permite el conocimiento de las esencias de los objetos.
Libertad.
Capacidad del hombre, considerado como individuo singular, de actuar conforme a
su voluntad. En filosofía, constituye un tema de gran trascendencia en diversos
aspectos, por cuanto repercute en consecuencias de índole moral, jurídica,
política y religiosa. Se plantean las cuestiones de si el hombre realmente
tiene un conocimiento que le habilite para obrar por sí mismo; si está
condicionado por factores sobrenaturales o de índole humana; y de cuáles son
sus límites y la forma de determinarlos.
Libre
albedrío. Expresión utilizada por San Agustín de Hipona para
afirmar la libertad de la voluntad en el contexto de su teología.
La cuestión de la existencia o no del libre albedrío,
de la libertad de la voluntad, fue un tema controvertido a lo largo
de la historia de la filosofía.
¿Significa el libre albedrío simplemente la ausencia
de coacción en los llamados actos voluntarios o se afirma con dicha expresión
una verdadera y absoluta capacidad de elegir?
¿Se puede afirmar que la voluntad es libre para
elegir, aún cuando observamos en nuestro entorno físico natural la dependencia
de leyes mecánicas y deterministas de todos los fenómenos?
¿Qué significa el libre albedrío en el ámbito social,
o qué valor tiene, si vivimos en una sociedad que impide ejecutar las
elecciones libres de nuestra voluntad, una sociaedad dictatorial, o simplemente
autoritaria?
Estas y otras muchas cuestiones han sido profundamente
debatidas, a lo largo de los siglos, llegándose a posiciones
irreconciliables entre sí.
Lógica. Del griego
"logiké" (relativo a la
razón, al discurso racional) en general, y en la actualidad, se considera que
la lógica es una ciencia formal que tiene por objeto el estudio de las
condiciones en las que un razonamiento puede ser considerado válido, mediante
la determinación de las reglas de inferencia válidas.
Aunque se atribuye su origen a Zenón de Elea, el
verdadero sistematizador e impulsor de la lógica griega fue Aristóteles, cuyos
trabajos, agrupados posteriormente bajo la denominación de "Organon", se consideró durante más
de 20 siglos como un compendio completo y definitivo de lógica.
A finales del siglo XX, sin embargo, debido a los
trabajos de Boole y Frege, entre otros, la lógica experimentará un cambio
sustancial: deja de basarse en la clasificación de las proposiciones y adopta
el principio de generación recursiva, lo que permite prescindir totalmente del
lenguaje ordinario a favor de un lenguaje puramente formal, compuesto por un
pequeño número de signos y de ciertas reglas de combinación para formar
enunciados.
Desde entonces los estudios de lógica no han dejado de
progresar, quedando reducida la lógica aristotélica a una pequeña parte de las
cuestiones de que se ocupa la lógica contemporánea.
Lógica
deóntica. Rama de la lógica, opuesta a la lógica proposicional,
que tiene por objeto el estudio de la validez o no validez de las proposiciones,
en lugar de la determinación de su verdad o falsedad.
Al tener como objeto de estudio un discurso normativo
la lógica deóntica fue acusada, por los neopositivistas y los filósofos del
Círculo de Viena, de incurrir en la llamada "falacia naturalista". Sin
embargo, los posteriores estudios, en los años 50 y 60, de R. M. Hare, entre
otros, parecen haber permitido soslayar dicha acusación.
Lumen Naturale. La razón en
tanto procede de Dios e ilumina.
Descarte decía: “la
facultad de conocer que Dios nos ha dado, que llamamos luz natural, no percibe
ningún objeto que no sea verdadero en cuanto a lo que ella percibe.”
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