Los griegos se plantearon esta interrogante y desde
ese momento, el ser humano la tiene siempre presente. Es el viejo arjé
de los griegos que significa el comienzo del universo o el primer elemento de
todas las cosas. El hypokeimenon o el ser de la cosa, lo que se
mantiene sin cambios y se mantiene en los cambios.
Hoy hablamos de las ciencias de la naturaleza. Pero
en la antigüedad todo pertenecía a la filosofía. Pero en aquel momento, otras
eran las realidades.
El primer principio es el agua, enseñaba Tales de
Mileto. Este gigante del pensamiento fue el iniciador de la indagación racional
sobre el universo. Se le considera el primer filósofo de la historia de la
filosofía occidental, lo que ya no es poca cosa y fue el fundador de la escuela
jónica de filosofía, según el testimonio de Aristóteles.
En las antiguas cosmogonías el agua tiene un papel fundamental,
pero con Tales adquiere una dimensión espectacular: el mundo es forma salida
del agua, que el agua vive y engendra vida, que es la materia divina de la cual
se produce todo y que fuera de ella no hay nada. Hay una gran ruptura con los
mitos. Los dioses están en el mundo, ya que el mundo es divino. No son cosas
distintas. Fuera del agua no hay nada. El universo es portador de dioses y, por
ende, no creado por un dios.
“El supremo bien es el agua” dice Píndaro en la
primera Olímpica y siglo más tarde Goethe exclama:
“¡Todo ha salidos del agua!
¡Todo se conservará con el agua!
¡Oh, Océano, danos tu eterna actividad!
Si no enviaras las nubes,
Si no prodigaras arroyos copiosos,
Si no colmaras los torrentes,
¿qué sería de las montañas, las llanuras, el mundo?
Tú eres quien sostiene la vida más lozana.
Gráfico: Tales de Mileto
Bibliografía:
*- Abbagnano, Nicolas. Historia de la Filosofía.
2da edición. Montaner y Simon, S.A. Barcelona, España 1964
*- Kranz, Walter. Historia de la Filosofia Griega.
Tomo I. 4ta edición. 1ra en español. UTEHA. México. 1962
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