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lunes, 17 de abril de 2017

Shaftesbury: el ser humano es la obra maestra de la naturaleza



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Antonio Ashley Cooper, tercer conde de Shaftesbury, (1671-1713), en su primera obra nos coloca rápidamente en él como personaje: Investigación sobre la virtud (1699) lo que nos dice que es un moralista, quien sostiene que, solamente en la moral, puede fundarse la religión. Confía en la naturaleza humana y desarrolla la idea de una religión natural. El deísmo deriva de la moralidad, no la moralidad del deísmo. El concepto de armonía del universo, lo que es creación de Dios, incluye un espíritu que marcha al unísono con el sistema del cual forma parte. Así el ateísmo, que es negación de la armonía, introduce un desacuerdo entre el hombre y la naturaleza, por lo que es falta de armonía, ley fundamental de la creación divina. Lo anterior es una apretada síntesis de su pensamiento.

Desarrollo
Shaftesbury se ocupa esencialmente del hombre. Él, como tal, es un individuo de la Ilustración. Tiene influencia de la escuela de Cambridge, de corte neoplatónica. También comulga con Platón y el estoicismo. Contrario a toda superstición, igual combate el oscurantismo ascético-monacal, el ateísmo y el mecanicismo. Su lenguaje se fundamenta en la burla y el humor, siendo antecesor del estilo desarrollado por Voltaire. Fue un hombre identificado con el dolor humano.
Parte del criterio de armonía entre alma y mundo, e incluso llega a considerar que el exceso de altruismo, así como el colosal egoísmo, altera la necesaria armonía. Pienso en las lozas blancas y negras del Tall.·. Cada iniciativa humana es buena o mala, solamente, según la forma como se inserta en la totalidad o la contradice. Visto así, lo antinatural es lo que no encaja, todo lo que es excesivo. Aquí nos recuerda el mito platónico del carro alado.(1)
El tema del mal ocupa espacio importante en su obra. Para Shaftesbury no hay mal en el universo; y el mal aparente es solamente producto de nuestra ignorancia. El universo es armonía compenetrado con un espíritu universal que revela en todas partes su bondad. De allí que es blasfemo quien afirma que Dios castiga y que tiene que contravenir el orden creado por Él mismo, para demostrar milagrosamente su poder. Afirma que la doctrina del premio y castigo en la vida futura, si bien es útil al vulgo, destruye el verdadero valor de la virtud: “no hay rectitud, piedad o santidad –nos dice Shaftesbury- en una criatura formada de ese modo, como no hay debilidad o mansedumbre en un tigre fuertemente encadenado, o inocencia y sobriedad en un mono sometido a la disciplina del látigo”. Toda guía externa es perniciosa e inútil para el hombre. El sentido moral no es otra cosa que la determinación del principio de armonía que actúa en todo el universo (2). Shaftesbury nos muestra una visión estética del tema moral, pero es una estética filosófica, que se distingue de la artística. En lo bello filosófico entrañan estructuras ontológicas y comprenden factores racionales. En lo bello se armonizan todos los aspectos del ente. Desde la óptica antropológica existencial, capta la esencia de la vivencia estética en un doble sentido: el del creador y el del contemplador. De este análisis se desprenden los problemas de valor y de la valoración estéticas (3).
La armonía innata en la Naturaleza es destruida por la enfermedad, la decrepitud, la degeneración, entre otras causas. El hombre, siendo un ser racional, tiene la capacidad de relacionarse con el mundo en contradicción consigo mismo. En la disposición reflexiva de su propia vida, el ser humano es libre de la enajenación a las metas de sus deseos y del antagonismo del afecto. Al poseer un sentido consciente de lo justo e injusto, puede dominar deseos y afectos. Esta formulación fue importante para la filosofía moral inglesa.
Prueba de lo anterior es la afirmación de Hume que da pie al utilitarismo, que luego serviría de soporte al liberalismo político en Inglaterra, la cual se expresa como sigue: “la utilidad es solamente una tendencia a un fin determinado. Así, pues, si el fin nos fuese indiferente, permaneceríamos igualmente indiferentes ante el medio. En esta situación debe prevalecer un sentimiento…  que no puede ser otra cosa sino simpatía por la felicidad de la humanidad e indignación ante su infelicidad”. Esta es la finalidad definitiva de la moral para Hume. Este sentimiento moral promedia la proporción justa entre egoísmo y altruismo, tal como lo plantea Shaftesbury (4). La junta del enlozado mosaico.
Para Shaftesbury el universo es el mundo en el cual viven las almas. Las ciencias naturales, en boga en su tiempo, las comprende como un constructo-racional que te enseña la regulación y el orden en el curso de la naturaleza, pero él es, esencialmente, un metafísico, y por lo tanto la comprensión del universo corresponde a la religión.
Shaftesbury plantea que Dios no puede manifestarse en la magia, ni en el milagro, ni mediante maravillas sensacionales, monstruosas o en el quebrantamiento de un curso natural creado por Él mismo. Lo considera una idea infantil e inmadura. La Creación se encuentra en la regularidad, en el orden, armonía, y en su belleza. Shaftesbury es un hombre de finales del siglo XVII quien pertenece a la metafísica clásica de su época; pero, cuánto hay de geometría en sus ideas.   
Shaftesbury influye en ilustrados franceses como Voltaire y Diderot; y en autores alemanes clásicos como Lessing, Goethe, Schiller, entre otros. Kant no escapa a su influjo y Goethe tomo de él la figura de Prometeo como “un segundo creador después de Júpiter” (5)  
Conclusión
Shaftesbury es un moralista y perteneció a un extenso grupo de intelectuales que son reconocidos como deístas o librepensadores, quienes son objeto de un interés histórico fundamental, no solamente por los planteamientos novedosos que presentaron, sino porque pusieron de bulto el problema de la certidumbre inherente a la posición religiosa del hombre. Abordan la religión no desde el punto de vista dogmatico, sino mediante el análisis del grado de certeza que supone, valiéndose de los resultados gnoseológicos del empirismo, como criterio y medida de este análisis.
Shaftesbury rechaza que Dios tiene necesidad de suspender las leyes establecidas por Él mismo, para demostrar milagrosamente su poder; así como el rechazo a la doctrina de la corrupción del hombre y su miseria; siendo el ser humano la obra maestra de la naturaleza, representando el equilibrio del universo entero; por lo que no tiene que buscar fuera de sí la guía de su conducta, es expresión fiel de una elaboración que tiene al hombre como centro, quien tiene un sentido moral, por instinto o divino, que lo dirige por su propia autoridad y lo hace autónomo.
Abordar pensadores como Shaftesbury, especialmente por su condición de librepensador y moralista, nos proporciona herramientas conceptuales útiles en la construcción de nuestro templo interior, siempre que los estudiemos pasándolos por el cernidero de nuestra convicción no dogmática, de libre pensamiento y de las herramientas que nos proporciona la masonería.    

S\ F\ U\
Isidro Toro
M\M\
     Notas y bibliografía
1)    Platón. Obras Completas. Aguiar Ediciones. Madrid, España, 1969. Pags 864-865
2)    Abbagnano, Nicolás. Historia de la Filosofía. Tomo II. Montaner y Simons, S.A. Barcelona, España. 1964. págs. 303-304-
3)    Martínez Echeverri, Leonor; Martínez Echeverri, Hugo. Diccionario de Filosofía Ilustrado. Editorial Panamericana, Bogotá, 1997. Pág. 181
4)    Schilling, Kurt. Desde el Renacimiento hasta Kant. 1ra  edición en español. UTEHA. México 1965. Págs 241-242
5)    Idem. Pag 208-211

                                                                                          


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