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martes, 1 de enero de 2019

El Q.•. H.•. Juan Pablo Duarte y la Masonería


El siglo XVIII es el tiempo en que ven la luz del Sol Francisco de Miranda, José de San Martín, Bernardo O'Higgins, el Libertador Simón Bolívar, entre muchos otros, que forman parte del procerato de Hispanoamérica. De la misma manera podríamos mencionar a los primeros presidentes de la República de Haití, Alexandre Petión y Jean Pierre Boyer. Igual el gobernador francés de Santo Domingo entre 1805 y 1808, Jean Louis Ferrand. Todos tienen algo en común: fueron masones.


El siglo XVIII es, también, el siglo de la Ilustración, así como el momento histórico en que se hace presente la masonería en nuestras tierras americana.

La Ilustración, en términos generales, se distingue por conservar intacta la confianza en la razón, algo fundamental en la masonería y los personajes que se adhieren tienen la decisión de servirse de ella libremente. El filosofo alemán Emmanuel Kant perfila magistralmente, lo que es la Ilustración: “es la salida de los hombres de una menoridad debida a ellos mismos. Menoridad es la incapacidad de servirse del propio entendimiento sin guía ajena. Esta menoridad es debida a ellos mismos si la causa de ella no es un defecto del entendimiento, sino la falta de decisión y de valor para servirse de él sin guía”, o sea, ser un ser libre como somos los masones.

El historiador Roberto Cassá en su obra Padres de la Patria, señala que el Q.·.H.·. Juan Pablo Duarte crea la Sociedad Secreta La Trinitaria el 16 de julio de 1838. Apunta Cassá que la dotó de los recursos prácticos y organizativos necesarios para alcanzar sus objetivos. Para ello la asoció con la tradición masónica, siendo su principal rasgo distintivo el pensamiento libertario de la Ilustración y el secreto. Le dio una organización celular, siendo cada cuerpo de conspiradores independiente del resto, concibiéndose como una cadena que confluía en los primeros iniciados. Los trinitarios se identificaban por un seudónimo y un color: Duarte tenía el azul, Sánchez el verde y así sucesivamente (Cassá, págs. 19 y 20). Nos dice la periodista Julie Estévez Guílamo en un artículo publicado en el Diario Hoy el 13 de febrero de 2013, intitulado Duarte, “El Esclarecido e Ilustre Hermano Masón”; quetanto la idea de conformarse secretamente y hacerlo de tres en tres constituía una simbología. Sin dejar de tomar en cuenta que uno de los requisitos primordiales requeridos para unirse a esta misión, era ser parte activa de la vida masónica”. Igual escribe el Q.·.H.·. Fidias Omar Díaz en un texto publicado el 25 de enero de 2017 en Primicias.com, titulado “la independencia, Duarte y la Masonería”. Nos dice el Q.·.H.·.  Fidias: funda “la “Sociedad Secreta La Trinitaria”, en base a  principios masónicos, porque conoce lo que es una institución secreta, discreta,  el sagrado No. 3, el toque, saludo, los grados, organización y disciplina y, siendo varios de los trinitarios masones, aplicaron dichos conocimientos masónicos para formar su institución patriótica, con su jerarquía y forma de comunicarse entre ellos, con la discreción aprendida”.

En la plancha burilada en el portal de la R.·.L.·. Caballeros de la Patria N° 53: Semblanza Masónica de Juan Pablo Duarte, se señala que “en el plano de las comprobaciones concretas, sólo existe el dato extraído de viejas minutas del historiador de la masonería, Haim López-Penha, en las que el nombre de Juan Pablo Duarte aparece inscrito con el cargo de “Arquitecto Decorador” de la Logia Constante Unión No. 8 y registrado con el oficio de comerciante, como se atestigua en la minuta del 24 de junio de 1843 en el cuadro de dignatarios de dicha logia, bajo los auspicios del Gran Oriente de Haití. Esta Logia funcionaba en la Casa de las Gárgolas, ubicada en la Calle Las Mercedes próxima a la Calle Las Damas”. La precitada plancha, así como la obra de Cassá, ponen de bulto la relación sostenida por el Q.·.H.·. Duarte con la masonería alemana, particularmente con la del Valle de Hamburgo. 

Estudiar el proyecto de Constitución del Q.·.H.·. Duarte, es adentrarse en su individualidad masónica. Es un manuscrito en el cual plasmó lo que él aspiró debería ser la República Dominicana. Hay que investigarlo con las herramientas que nos dota la Mas.·.: la escuadra, el compás, el nivel, la plomada, el mazo, cincel y regla de 24 pulgadas. Meditarlo en el silencio de la palabra hablada, pero si pensada; ese silencio que reclama la atención y la concentración energética a la que nos convoca el V.·. M .·. cuando llama a Silencio y en Logia; adentrarnos en su pensamiento, estando nosotros purificados de pasiones, respirando en libertad, aquilatados en el fuego, lo que nos señala el camino de la razón ilustrada que nos conduce al sendero de la Luz, del G.·.A.·.D.·.U.·., tras jurar repudio eterno a los ttiran.·. y a las ttiran.·. Cuando profundizamos este documento y toda la obra del Q.·.H.·. Duarte bajo la Luz masónica, nos encontramos con un ser superior, adalid de la justicia, en pleno ascenso a los planos superiores de la existencia eterna.     
Ap:. 04  Oct 2017

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