Son aquellos hermanos que no residen en un
lugar en particular, pero que visitan temporalmente ciertas logias.
En la masonería operativa, estos hermanos pasajeros
encontraban una piedra en que trabajar siempre y cuando se encontraran merecedores
de ser aceptados, lo que implicaba ser retejados. Una vez realizado lo
antedicho, y de haber tomado cualquier otra debida precaución, como probar que
son “verdaderos y sinceros”, se les ofrecía un recibimiento cordial. Lo predicho
implicaba que el retejo no se reducía a verificar ssig:., ppal;. y ttoc:., por nosotros conocidos, sino que el
V:. M:. o los MM:. MM:. del Taller intercambiaban pareceres con el visitante.
Esta figura se encuentra en muchos documentos
antiguos de la masonería operativa. En un documento de MS de Landsdowne (1560)
citado por Albert Mackey en su Enciclopedia
de la Masonería, se reseña “que todo Masón admite o favorece a los Compañeros
Extraños siempre que vengan al país, y les proporcione trabajo si son capaces
de trabajar, tal como es el estilo, (es decir) si el Masón tiene alguna piedra
de molde en su lugar, o taller; y si él no tiene alguna, el Masón deberá
proporcionarle dinero, hasta la próxima Logia”.
Desde el desarrollo de la Masonería
Especulativa ya no se visita las Logias para adquirir trabajo operativo o
salario. Hoy existe la costumbre en muchos OOr:. que el visitador, y por ello
se llama así, trae consigo una pieza de arquitectura para ser embellecida por
los MM:. MM:. del Taller y ello contribuye al salario colectivo que siempre se
traduce en aporte simbólico y crecimiento espiritual.
De allí que un visitador es bienvenido al Taller
y luego de ser retejado y comprobar que son “verdaderos y sinceros”, se les invita
a que trabajen en la Logia, contribuyan con su experticia al egregor, para que los
QQ:. HH:. todos reciban su remuneración simbólica y que al terminar se marchen
contentos y en paz.
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