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sábado, 17 de marzo de 2018

Enrique Patín Veloz


En el interior del Museo Casa Duarte se encuentra la Biblioteca Enrique Patín Veloz, en honor de un dominicano ejemplar quien durante más de cuarenta años realizó una promoción Duartiana y quien con el ilustre mocano Julio Jaime Julia y otros intelectuales, fundan en 1964 el Instituto Duartiano.
La obra investigativa de nuestro personaje es prolija: Duarte y la historia; Observaciones acerca de nuestra psicología popular; Las enseñanzas cívicas de Duarte; Las clases sociales en Santo Domingo; El sentido masónico de la vida y la obra de Duarte; este publicado en 1956 por la Librería Dominicana.

Las obras precitadas son tan sólo una muestra de su extensa producción que incluye temas patrióticos, filosóficos y de bibliotecología.
Funda en la Universidad Autónoma de Santo Domingo la  Cátedra Extra Curricular Juan Pablo Duarte, actividad que comparte con la enseñanza de la Historia Social Dominicana, que imparte por más de diez años en dicha Universidad.
Además de ser el primer presidente del Instituto Duartiano, Enrique Patín Veloz tenía inclinaciones por los estudios de la filosofía perenne, teosofía y esoterismo en general. Fue por muchos años director del Departamento de Cultos de la entonces llamada Secretaría  de Estado de Educación, Bella Artes y Cultos y según refiere Tony Raful (“¡No vuelvas a provocarlo, dijo Avilés!”, Listín Diario, 15 de julio 2014) existía en torno a la figura de Patín Veloz  un halo de misterio ya que no eran poco los que lo consideraban una especie de hechicero capaz de controlar las fuerzas recónditas de la Naturaleza. 
A mediados del siglo XX se colocaba rápidamente en la gaveta del ocultismo cualquier estudio que partiera del orden simbólico que buscase la construcción espiritual del individuo, más allá de cualquier organización religiosa.
A pesar de los señalamientos de ser practicante de la brujería, los defensores del ideario de Juan Pablo Duarte, quien también fue masón, así como la mayoría de los Trinitarios y los firmantes de la Constitución de San Cristóbal, le han mostrado respeto al bautizar con su nombre la Biblioteca del Instituto Duartiano. Los honores no deberían quedarse allí. Este es un personaje civil que merece el reconocimiento de la intelectualidad dominicana y particularmente de aquellos quienes pertenecen a la cadena fraternal universal de la masonería.

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