El interés de esta plancha es aguijonear la
curiosidad de los QQ.·.HH.·. con un tema complejo que convoca al estudio y a
la reflexión sobre variados aspectos de la vida. Este plano existencial transita
en Occidente, más allá de las Columna B y J, donde lo variado se nos presenta ilusoriamente
como verdadero; no obstante el masón lo interpreta como parte de lo múltiple, comprendiendo
que en la oscuridad de Occidente no se puede visualizar con meridiana claridad
porque se carece del esplendor que oferta la Luz de Oriente, la cual emana del
Uno.
Por ello en la Logia de San Juan se
levantan templos a la virtud y se cavan calabozos a los vicios, porque allí se
encuentra la dualidad en toda su manifestación, el blanco y el negro con la extensa
escala de grises intermedios, y es por ello que el masón asiste a su Logia a
trabajar en su crecimiento individual practicando el rito con sus QQ.·.HH.·., para
formarse y coadyuvar en la construcción de la Gran Obra. De allí el tener
conceptos como la idea de “Ser”, formados en el marco de la libertad de
pensamiento que por su naturaleza en nada es dogmatico, lo que contribuyen a la
comprensión de otros como el de G.·.A.·.D.·.U.·., el existir y la existencia, por
sólo mencionar algunos.
Si en filosofía hay un término difícil de
definir es el de “Ser”. Pero ello no ha sido obstáculo para que el tema sea
capital en la investigación. El “Ser es,
el no ser no es”, así lo definió en el siglo VI a C., de manera simple y
profunda, el griego Parménides y por su elaboración, se le reconoce como el iniciador
tanto de la metafísica como de la ontología, puesto que su pensar se dirige a
indagar sobre las cosas como entes, en cuanto son. Esta formulación se profundizó
y ya en la Edad Media, se diferenció en el vocabulario entre los términos ente y ser. Los árabes lo tradujeron del griego como existencia: ser es lo que existe. Ahora bien, cuando
las cosas evolucionan, ¿son lo qué son o lo que eran? Ya Parménides se había
adelantado reflexionando sobre las cosas en cuanto
son, es decir, como ente, que él
llama on, o sea, el ente es el on, y descubre que la mente,
el nous, tiene la presencia del ente. Para Parménides todas las cosas
son ente, es decir, son y quedan
reunidas en el ser, luego el ente es uno, la propiedad común a
todas las cosas que son; la propiedad común a todas las cosas es que son; esto significa que el ser es una
propiedad esencial de las cosas que se manifiesta en el nous, la mente, así que el ser
y la mente no se da el uno sin el
otro.
Platón, Aristóteles, los árabes, la escolástica,
Hegel, Kant, los existencialistas y muchos más tratan el tema del ser y lo
definen, lo clasifican por categorías, lo ubican dentro o fuera del ser humano,
aplican criterios de espacio y temporalidad.(1) Pero toda
enunciación siempre emana de la mente y es por ello que nos detuvimos
brevemente en el párrafo anterior de la plancha, porque para comprender
postulados como “conócete a ti mismo”,
es importante tener una noción personal y racional de lo que el ser es.
Recordemos el primer principio de las leyes cósmicas: el
Principio de Mentalismo: "EL TODO es Mente; el Universo es mental".
Si prestamos atención en nuestras
conversaciones diarias observamos que hablamos del reino animal, mineral y
vegetal. No hablamos del “ser animal”, “ser vegetal” o “ser mineral”. La
condición de “Ser”, solamente se la
otorgamos al Ser Superior y al ser humano. Lo anterior nos permite reflexionar
sobre la chispa divina que conservamos en nuestro espíritu y que agigantamos o
disminuimos como enano insignificante según construyamos templos a la virtud y
cavemos calabozos a los vicios o quedemos a merced de la maldad, vileza o
desenfreno en nuestro devenir en la Logia de San Juan. Recordemos las
consideraciones que sobre el deísmo burilamos en la plancha sobre el G.·.A.·.D.·.U.·.,
y desciframos en anterior Tenida. Veamos: “Los deístas creen que las
manifestaciones de Dios se realizan a través de leyes naturales y estas pueden
estudiarse por medio de la ciencia. No creen en supersticiones, y si que el
individuo se puede acercar al Creador mediante la reflexión… Un pensamiento
racional y una ética vinculada a su propia conciencia orientan la conducta de
los deístas…”(2) Un pensamiento racional en cuanto al ser se
encuentra relacionado con la mente, por medio del acto de pensar, y el pensar,
que también es objeto de discusiones científicas y filosóficas, tiene unas
características generalmente aceptadas: es una actividad o proceso síquico que
ocurre en el tiempo, cuyos elementos son un sujeto pensante, un pensamiento que
aprehende, y la situación objetiva a la cual se refiere(3).
Como conclusión de esta plancha que pretende
motivar el estudio, vamos a traer a colación como el ser humano ha planteado la
Creación. Las religiones politeístas nos dibujan a un grupo de dioses que
tienen la responsabilidad de crear los cielos, océanos, la tierra, el
inframundo, pero sobre ellos hay un dios superior, Zeus en el mundo griego, Júpiter
en el romano. Las religiones del libro: hebrea, cristiana e islámica, plantean en
el Génesis que “en el
principio Dios creó los cielos y la tierra”,
mientras que pensadores materialistas plantean la teoría del Big Bang, que es una hipótesis que dice que el Universo
nació hace aproximadamente 14 mil millones años de un único punto que estaba
contenido en el espacio, y que a partir de ahí se expande continuamente.
Independientemente de la
idea que se tenga, siempre nos preguntamos que hay antes de la Creación y como
se da ese primer momento, ese primer impulso Creador y, finalmente, cuanto de
ello es inmanente al ser humano y cuanto es trascendente. Y el tema adquiere
una supra complejidad cuando abordamos el tema de la vida, esencial para
comprender la existencia y el existir.
Para ingresar a la Orden
solamente se exige ser hombre de libre pensamiento, de buenas costumbres, creer
en un Ser Supremo y en la inmortalidad del alma. Hoy en algunos países, existen
orientes que admiten el ateísmo, reduciendo a las dos primeras condiciones las
exigencias requeridas para ser masón. En una próxima plancha abordaremos el
tema del ateísmo. Pero en esta, por los momentos, diremos bajo el contexto de
afirmaciones que, aun del no ser, puede
afirmarse que es. Esta positividad nació de los griegos y la deducimos del
propio Parménides quien con su sentencia: “Ser es, el no ser no es”, marcó el pensamiento universal y dejó
para la posteridad uno de los temas de investigación más rico de la filosofía y
que nosotros, en nuestras Tenidas, los tenemos siempre presente, simbólicamente,
tanto en el ritual de inicio de los trabajos, del encendido de las estrellas y
candelas, en toda la ceremonia en todos los grados de la masonería. Recordemos
que el rito es un símbolo en acción y como tal, tiene un significado y un
significante.
Notas:
1)
Martínez Echeverri, Leonor y
Hugo. Diccionario de Filosofía. Pág 510. Editorial
Panamericana. Bogotá. Colombia. 1997.
2)
https://definicion.de/deismo/
3)
Martínez Echeverri, Leonor y
Hugo. Diccionario de Filosofía. Pág 433. Editorial
Panamericana. Bogotá. Colombia. 1997.
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