¿Se puede creer en Dios y ser ateo al mismo
tiempo? Esta pregunta o razonamiento en absoluto es una
contradicción insoluble. En esta plancha abordaremos algunos aspectos
relacionados con el ateísmo, colocaremos sobre la mesa posturas controversiales
las que convocan a la investigación y al debate creador. Como institución nos
colocamos al lado de los landmarks, lo que no es óbice que siendo la Masonería
una escuela de filosofar integrada por individuos de libre pensamiento, no escudriñemos
en el cosmos en búsqueda del conocimiento que nos aquilata como seres humano y
nos abre el sendero hacia la Luz.
Según el Diccionario de la
Real Academia Española (DRAE), ateo es quien
niega la existencia de cualquier dios. Francis Bacón (1561-1626) padre del
empirismo filosófico y científico, en su obra La Nueva Atlántida, afirma que la paz y el florecimiento económico
hacen aumentar el ateísmo. Este testimonio enfocado desde una perspectiva
sociológica, pone de bulto lo complejo del tema.
El ateísmo no es un concepto univoco. Tienes
significados diferentes. Los filósofos lo han trabajado y han construido
teorías y clasificaciones de gran densidad. En esta plancha, utilizaremos la
del intelectual español Gustavo Bueno (1924-2016), quien desarrolló un sistema
que llamó materialismo filosófico, que en resumen afirma que todo es material y
que no existe un mundo inteligible. Luego, este investigador realizó una
clasificación del ateísmo que para nuestra plancha resulta útil por ser muy
explícita.(1) Podemos hablar del ateísmo ontológico, que tiene un
alcance ontológico general y ateísmo óntico, que se refiere no a entidades
generales, sino particulares. El ateísmo es la negación de dios, por tanto
según el dios que se niega, así también es el ateísmo, nos dice Gustavo Bueno.
Veremos entonces que el ateísmo ontológico es la negación del dios único,
omnipotente, omnisciente, creador del Universo en las religiones monoteístas.
Este ateísmo es distinto al óntico, que niega dioses específicos, como los
dioses del panteón olímpico griego, como Atenea, Venus, Zeus, entre otros o del
romano, por ejemplo Júpiter. Se le atribuye a Sócrates que era un ateo porque
solamente creía en un solo dios, ya que no compartía la creencia en la extensa gama
de dioses propios de la mitología griega. Era ateo para aquellos quienes creían
en esos dioses olímpicos y organizaban sus ideas religiosas en torno a esas
deidades. Se encuentra testimonios de la época cristiana primitiva de que los
griegos consideraban ateos a los propagadores del cristianismo, porque estos no
creían en Zeus y en los dioses helénicos. De lo anterior deducimos que la
diferencia entre el ateísmo ontológico del óntico no es solamente un ejercicio
intelectual, académico, sino que tiene una presencia real en el pasado y el
presente. Este contraste es fundamental para hablar de ateísmo.
Otra diferencia es la del ateísmo total y
parcial. El total no solamente niega a dios, sino sus cualidades: la
omnipotencia, omnipresencia y la omnisciencia. Quizás puede creer en una
entidad superior, pero no es ni omnipotente, omnipresente ni omnisciente. Para
Aristóteles dios no era omnipotente ni omnisciente, porque no conocía el mundo
ni intervenía en él, simplemente movió al mundo como primer motor o causa primera,
sin haberlo creado ni conocerlo. El ateísmo parcial admite a dios, incluso a un
dios creador, pero le niega, por ejemplo, la omnipotencia, estas tesis se han
desarrollado frente a hechos sociales o naturales que generan incomprensión. Un
sector de la teología judía puso en duda la omnipotencia de Dios frente al
Holocausto judío en la época nazi. Esta es una forma de ateísmo parcial.
Otra diferencia que se ha trabajado por
investigadores es la del ateísmo existencial y del esencial. El existencial niega
la existencia de Dios, pero no la idea de Dios. Este ateísmo es el considerado generalmente
por el común de las personas. El ateísmo esencial no niega la existencia de
Dios, sino su esencia, hasta la propia idea de Dios. Esto trae aparejado por la
vía de consecuencias que Dios no puede ser considerado existente sin considerar
su esencia, o sea, Dios no podría ser concebido si no es pensado de un modo
consistente, por tanto, quien niega a Dios la esencia, también niega su
existencia y por ende, se niega también la idea de Dios como idea. Cuando se
demuestra que la idea de Dios es posible, entonces por argumentos filosóficos,
se prueba la existencia de Dios. El ateísmo esencial niega a priori la existencia de Dios.
De lo anterior queda resuelta la pregunta
burilada en el primer párrafo ¿Se puede creer en Dios y ser ateo al mismo
tiempo? Ahora bien, antes de abordar un punto álgido que confronta a la
masonería moderna, precisemos brevemente y sin entrar en profundidades, la
noción de agnosticismo, que el DRAE define como la “actitud filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano todo
conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia”. O sea, es
una posición distante, no intermedia, entre el teísmo y el ateísmo.
Vivimos tiempos de desacralización de aquellos
símbolos que marcan la identidad de personas y grupos humanos. Hay tendencias
de convertir mucho de lo sagrado en obsceno y viceversa. A esa dinámica se le
suma la velocidad con lo que se comunican las personas gracias a la Internet. Se
da frecuentemente el caso de que la opinión cargada de sesgos, supera el
análisis detenido y profundo, por lo que la banalidad impera sobre lo
sustancial. Quizás sea esta la causa por lo que a la ortodoxia masónica le
aterra el sólo pensar que un hermano masón pueda ser ateo y particularmente
ateo ontológico. Ya existen orientes, como en Francia, donde se ha desechado la
exigencia en la creencia en un Ser Supremo. Incluso han sustituido el Volumen
del Libro Sagrado por un cuaderno cuyas páginas se encuentran en blanco, sin
nada escrito y el significado es simple: el hombre, mediante la razón, debe
investigar en esta sociedad postmoderna la creencia en la certidumbre y abordar
los temas que afectan al ser humano con una nueva óptica: ¿cuáles son los problemas
que atentan contra la transformación de la tierra como un lugar paradisiaco?
Pues el dogmatismo, la ignorancia, el egoísmo y muchos otros generadores de las
guerras, el hambre, que impiden el avance humano frente a las enfermedades, las
injusticias y otras calamidades que oscurecen este planeta que día a día recibe
la iluminación solar, pero cuya energía simbólica es mal o deficientemente
utilizada.
Se estima que hace dos mil quinientos años a.
C. nace el budismo como idea. El budismo es una «doctrina filosófica y espiritual» no teísta.
Buda, al igual que muchos científicos modernos, creía que las ideas religiosas
y especialmente la idea de dios, tiene sus orígenes en el miedo. La doctrina
plantea que en la medida en que nuestro conocimiento del mundo sea más completo,
podremos entender las causas de fenómenos inexplicables, los que en la
antigüedad y aun hoy, muchas personas descifran como maldiciones o fenómenos
sobrenaturales. A esta idea se acerca el filósofo y masón Baruch Spinoza
(1632-1677), para quien existe una coincidencia entre la Naturaleza y Dios. Lo
que se considera sobrenatural es por ignorancia de “las leyes universales de la Naturaleza (que) son únicamente decretos de Dios, que nacen de la necesidad y
perfección de la Naturaleza en Dios”. De lo anterior se deduce, claramente,
que no puede existir una suspensión de las leyes de la Naturaleza o una
corrección de las mismas, ya que significaría que Dios no hubiese sabido
créalas ordenadas y perfectas, para hacerlas servir a sus designios.(2)
Otro enfoque es el que nos presentan los
científicos Stephen Hawking y Leonard Mlodinow, en su libro “El Gran Diseño” (2010), quienes aseguran
que la física moderna descarta a Dios como creador del Universo, tal como en el
pasado lo hizo el darwinismo, que echó por tierra las ideas de Dios como
creador de las especies. El gran tema que nos ataja es como surge la vida, reto
a los que aun la ciencia no ha podido darnos un respuesta convincente.
A lo interno de la Masonería el debate entre
ortodoxos y heterodoxos se centra, entre otros puntos, en que no es necesario
creer en un Ser Supremo para levantar templos a la virtud y cavar calabozos a
los vicios. Es una discusión que aún no llega con fuerza a Hispanoamérica, pero
es cuestión de tiempo que se plantee, por lo universal de la discusión al punto
que hasta en iglesias de corte protestante en países nórdicos, se debate sobre
el alcance de la divinidad.
En este siglo muchos no ven ser ateo como un ser
anti espiritual e incluso en no creer en la vida tras la muerte. Nada de esto
es nuevo. Si nos remontamos a la Antigua Grecia encontramos las raíces de un
pensamiento materialista y espiritual. En Oriente el budismo no es el único
ejemplo. Así que el tema, a pesar de ser añejo, no está fuera de época. Es
inmanente al ser humano y la Masonería, como escuela para filosofar, en los
viajes del masón, no debe dejarlo fuera de agenda y tratarlo con la seriedad y
profundidad que merece.
Plancha Ap:. 025 Marzo 2019
Plancha Ap:. 025 Marzo 2019
1)
Bueno,
Gustavo. Youtube/ateísmo.
2)
Toro
Pampols, Isidro. El orden geométrico del
Universo en Spinoza. https://conlapizbarrenoycarbon.blogspot.com/2017/05/el-orden-geometrico-del-universo-en.html
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