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martes, 1 de enero de 2019

Ateísmo


¿Se puede creer en Dios y ser ateo al mismo tiempo? Esta pregunta o razonamiento en absoluto es una contradicción insoluble. En esta plancha abordaremos algunos aspectos relacionados con el ateísmo, colocaremos sobre la mesa posturas controversiales las que convocan a la investigación y al debate creador. Como institución nos colocamos al lado de los landmarks, lo que no es óbice que siendo la Masonería una escuela de filosofar integrada por individuos de libre pensamiento, no escudriñemos en el cosmos en búsqueda del conocimiento que nos aquilata como seres humano y nos abre el sendero hacia la Luz.


Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), ateo es quien niega la existencia de cualquier dios. Francis Bacón (1561-1626) padre del empirismo filosófico y científico, en su obra La Nueva Atlántida, afirma que la paz y el florecimiento económico hacen aumentar el ateísmo. Este testimonio enfocado desde una perspectiva sociológica, pone de bulto lo complejo del tema.

El ateísmo no es un concepto univoco. Tienes significados diferentes. Los filósofos lo han trabajado y han construido teorías y clasificaciones de gran densidad. En esta plancha, utilizaremos la del intelectual español Gustavo Bueno (1924-2016), quien desarrolló un sistema que llamó materialismo filosófico, que en resumen afirma que todo es material y que no existe un mundo inteligible. Luego, este investigador realizó una clasificación del ateísmo que para nuestra plancha resulta útil por ser muy explícita.(1) Podemos hablar del ateísmo ontológico, que tiene un alcance ontológico general y ateísmo óntico, que se refiere no a entidades generales, sino particulares. El ateísmo es la negación de dios, por tanto según el dios que se niega, así también es el ateísmo, nos dice Gustavo Bueno. Veremos entonces que el ateísmo ontológico es la negación del dios único, omnipotente, omnisciente, creador del Universo en las religiones monoteístas. Este ateísmo es distinto al óntico, que niega dioses específicos, como los dioses del panteón olímpico griego, como Atenea, Venus, Zeus, entre otros o del romano, por ejemplo Júpiter. Se le atribuye a Sócrates que era un ateo porque solamente creía en un solo dios, ya que no compartía la creencia en la extensa gama de dioses propios de la mitología griega. Era ateo para aquellos quienes creían en esos dioses olímpicos y organizaban sus ideas religiosas en torno a esas deidades. Se encuentra testimonios de la época cristiana primitiva de que los griegos consideraban ateos a los propagadores del cristianismo, porque estos no creían en Zeus y en los dioses helénicos. De lo anterior deducimos que la diferencia entre el ateísmo ontológico del óntico no es solamente un ejercicio intelectual, académico, sino que tiene una presencia real en el pasado y el presente. Este contraste es fundamental para hablar de ateísmo.

Otra diferencia es la del ateísmo total y parcial. El total no solamente niega a dios, sino sus cualidades: la omnipotencia, omnipresencia y la omnisciencia. Quizás puede creer en una entidad superior, pero no es ni omnipotente, omnipresente ni omnisciente. Para Aristóteles dios no era omnipotente ni omnisciente, porque no conocía el mundo ni intervenía en él, simplemente movió al mundo como primer motor o causa primera, sin haberlo creado ni conocerlo. El ateísmo parcial admite a dios, incluso a un dios creador, pero le niega, por ejemplo, la omnipotencia, estas tesis se han desarrollado frente a hechos sociales o naturales que generan incomprensión. Un sector de la teología judía puso en duda la omnipotencia de Dios frente al Holocausto judío en la época nazi. Esta es una forma de ateísmo parcial.

Otra diferencia que se ha trabajado por investigadores es la del ateísmo existencial y del esencial. El existencial niega la existencia de Dios, pero no la idea de Dios. Este ateísmo es el considerado generalmente por el común de las personas. El ateísmo esencial no niega la existencia de Dios, sino su esencia, hasta la propia idea de Dios. Esto trae aparejado por la vía de consecuencias que Dios no puede ser considerado existente sin considerar su esencia, o sea, Dios no podría ser concebido si no es pensado de un modo consistente, por tanto, quien niega a Dios la esencia, también niega su existencia y por ende, se niega también la idea de Dios como idea. Cuando se demuestra que la idea de Dios es posible, entonces por argumentos filosóficos, se prueba la existencia de Dios. El ateísmo esencial niega a priori la existencia de Dios.

De lo anterior queda resuelta la pregunta burilada en el primer párrafo ¿Se puede creer en Dios y ser ateo al mismo tiempo? Ahora bien, antes de abordar un punto álgido que confronta a la masonería moderna, precisemos brevemente y sin entrar en profundidades, la noción de agnosticismo, que el DRAE define como la “actitud filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia”. O sea, es una posición distante, no intermedia, entre el teísmo y el ateísmo.

Vivimos tiempos de desacralización de aquellos símbolos que marcan la identidad de personas y grupos humanos. Hay tendencias de convertir mucho de lo sagrado en obsceno y viceversa. A esa dinámica se le suma la velocidad con lo que se comunican las personas gracias a la Internet. Se da frecuentemente el caso de que la opinión cargada de sesgos, supera el análisis detenido y profundo, por lo que la banalidad impera sobre lo sustancial. Quizás sea esta la causa por lo que a la ortodoxia masónica le aterra el sólo pensar que un hermano masón pueda ser ateo y particularmente ateo ontológico. Ya existen orientes, como en Francia, donde se ha desechado la exigencia en la creencia en un Ser Supremo. Incluso han sustituido el Volumen del Libro Sagrado por un cuaderno cuyas páginas se encuentran en blanco, sin nada escrito y el significado es simple: el hombre, mediante la razón, debe investigar en esta sociedad postmoderna la creencia en la certidumbre y abordar los temas que afectan al ser humano con una nueva óptica: ¿cuáles son los problemas que atentan contra la transformación de la tierra como un lugar paradisiaco? Pues el dogmatismo, la ignorancia, el egoísmo y muchos otros generadores de las guerras, el hambre, que impiden el avance humano frente a las enfermedades, las injusticias y otras calamidades que oscurecen este planeta que día a día recibe la iluminación solar, pero cuya energía simbólica es mal o deficientemente utilizada.

Se estima que hace dos mil quinientos años a. C. nace el budismo como idea. El budismo es una «doctrina filosófica y espiritual»​​ no teísta. Buda, al igual que muchos científicos modernos, creía que las ideas religiosas y especialmente la idea de dios, tiene sus orígenes en el miedo. La doctrina plantea que en la medida en que nuestro conocimiento del mundo sea más completo, podremos entender las causas de fenómenos inexplicables, los que en la antigüedad y aun hoy, muchas personas descifran como maldiciones o fenómenos sobrenaturales. A esta idea se acerca el filósofo y masón Baruch Spinoza (1632-1677), para quien existe una coincidencia entre la Naturaleza y Dios. Lo que se considera sobrenatural es por ignorancia de “las leyes universales de la Naturaleza (que) son únicamente decretos de Dios, que nacen de la necesidad y perfección de la Naturaleza en Dios”. De lo anterior se deduce, claramente, que no puede existir una suspensión de las leyes de la Naturaleza o una corrección de las mismas, ya que significaría que Dios no hubiese sabido créalas ordenadas y perfectas, para hacerlas servir a sus designios.(2)  

Otro enfoque es el que nos presentan los científicos Stephen Hawking y Leonard Mlodinow, en su libro “El Gran Diseño” (2010), quienes aseguran que la física moderna descarta a Dios como creador del Universo, tal como en el pasado lo hizo el darwinismo, que echó por tierra las ideas de Dios como creador de las especies. El gran tema que nos ataja es como surge la vida, reto a los que aun la ciencia no ha podido darnos un respuesta convincente.  

A lo interno de la Masonería el debate entre ortodoxos y heterodoxos se centra, entre otros puntos, en que no es necesario creer en un Ser Supremo para levantar templos a la virtud y cavar calabozos a los vicios. Es una discusión que aún no llega con fuerza a Hispanoamérica, pero es cuestión de tiempo que se plantee, por lo universal de la discusión al punto que hasta en iglesias de corte protestante en países nórdicos, se debate sobre el alcance de la divinidad.

En este siglo muchos no ven ser ateo como un ser anti espiritual e incluso en no creer en la vida tras la muerte. Nada de esto es nuevo. Si nos remontamos a la Antigua Grecia encontramos las raíces de un pensamiento materialista y espiritual. En Oriente el budismo no es el único ejemplo. Así que el tema, a pesar de ser añejo, no está fuera de época. Es inmanente al ser humano y la Masonería, como escuela para filosofar, en los viajes del masón, no debe dejarlo fuera de agenda y tratarlo con la seriedad y profundidad que merece.
Plancha Ap:. 025 Marzo 2019 


1)     Bueno, Gustavo. Youtube/ateísmo.
2)     Toro Pampols, Isidro. El orden geométrico del Universo en Spinoza. https://conlapizbarrenoycarbon.blogspot.com/2017/05/el-orden-geometrico-del-universo-en.html

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