La
Escuadra, conjuntamente con el compas, es uno de los símbolos de mayor uso y
quizás el más conocido en la Masonería. En estas circunstancias la Escuadra,
representa lo terrenal, lo mundano donde debemos actuar rectamente según nos
indica la Escuadra; mientras que el Compás simboliza lo espiritual, lo celeste,
de allí la expresión muy común de que el Masón se encuentra entre el Compás y
la Escuadra, para significar que se está separado de las atracciones terrenales
y materiales y que su único anhelo es el de unirse a su origen cósmico.
Visto
lo anterior, tenemos que la Escuadra significa la rectitud, la sinceridad y la
lealtad, y por ello es la Joya que distingue al Venerable Maestro, quien debe
ser el Hermano más justo y más recto de la Logia.
Para
los aprendices, su orientación y su utilización en los trabajos en el Taller,
le indica, instruye, en que nunca deben desviarse en su camino hacia la Verdad y hacia la Perfección; de igual manera, para el Compañero y el Maestro Masón,
este símbolo es uno de los emblemas más elocuentes y es de estudio y uso
constante en sus actividades masónicas.
La
Escuadra, según R.W. Mackey en su obra “El
Simbolismo Francmasónico”, “simboliza
moralidad y nos enseña a emplear los principios infalibles de la ciencia moral
a todas las acciones de la vida, a procurar que todos los motivos y resultados
de nuestra conducta coincidan con los dictados de la justicia divina, y que todos nuestros pensamientos, palabras y
actos conspiren, a semejanza de las bien ajustadas y escuadradas piezas de un
edificio, para producir una suave e ininterrumpida vida virtuosa”.
Se
le atribuye al filósofo griego Aristóteles una sentencia que define con
brillante exactitud lo que la Escuadra debe ser para un ciudadano. Nos dice: “quién soporta valientemente los golpes de la
adversa fortuna, conduciéndose honradamente, es un hombre verdaderamente bueno
y de postura cuadrada e irreprochable; y quien quiera adoptar esa postura
cuadrada debe medirse a menudo con la Escuadra perfecta de la justicia y de la
honradez”.
Los
brazos de la Escuadra nos conducen a pensar en la razón y en la justicia
respectivamente, unidos ambos en un punto de confluencia o ángulo de contacto
que caracteriza a la Conciencia Humana,
que debe convocarnos a la Equidad.
Para
Aldo Lavagnini, en su Manual del Aprendiz,
nos dice que “el ángulo recto, formado por la Escuadra, es el emblema de la fijeza,
estabilidad y aparente inexorabilidad de las Leyes Físicas que gobiernan el
Reino de Occidente o de la Materia. Los dos principios o lados que concurren a
definirlo, se encuentran siempre a la misma distancia angular de 90 grados, que corresponde a la
cuarta parte de la circunferencia (que, de por sí, representa la Unidad dentro
del ciclo de la continuidad) y el ángulo del cuadrado. El ángulo recto, es también el símbolo de la
lucha, de los contrastes y de las oposiciones que reinan en el mundo sensible,
de todas las desarmonías exteriores, que deben enfrentarse y resolverse dentro
de la Armonía que viene del reconocimiento de la unidad interior”.
Resumiendo,
es un emblema fundamental de la Masonería, representando el cuerpo humano es
decir lo material, y el Compás, simboliza el alma o espíritu humano. Por esta
razón, observamos que en el primer grado, la Escuadra descansa sobre el Compás,
para expresar que en esta etapa existencial donde aun se es Aprendiz, lo
material tiene más predominio que lo espiritual, o que la materia, llena de
instintos y pasiones, domina al espíritu.
Escuadrar la Logia
Los
masones en nuestros trabajos lógales nos trasladamos atendiendo la orientación
de la Escuadra, o sea Escuadrando la Logia en sus esquinas o ángulos.
En
una antigua Escuadra de Bronce, encontrada el año de 1517, está grabada la
siguiente inscripción: “me esforzaré en
vivir con amor y solicitud sobre el Nivel por medio de la Escuadra”.
También encontramos en algunas valiosas obras destinadas al estudio de la
Francmasonería, que existe una antigua inscripción que reza así: “¡Oh! escuadra, te utilizaré de modo que no
quede olvidada piedra alguna, a propósito para colocarla en la pared.”
En
relación con el término Escuadrar, C. W Leadbeater en La Masonería. La Vida Oculta,
establece lo siguiente: “La grandísima
importancia que se da al acto de Escuadrar la Logia, (porque) las corrientes de energía fluyen a lo largo
y a través del pavimento en las líneas semejantes a la trama y urdimbre de una
tela, y también rodean los bordes del pavimento por lo que quien ha de
atravesarlo o bordearlo ha de moverse en el sentido de la corriente y no contra
ella. De ahí la imperiosa necesidad de caminar siempre en la misma dirección y
sentido”.
Escuadrar
la Logia es caminar en sentido recto hacia delante, desde cualquier lugar del
Templo y hacer una Escuadra tantas veces como sea necesario cambiar la
dirección, hacia la derecha o hacia la izquierda, para continuar el
desplazamiento.
El
aprendizaje que obtenemos de esta práctica ritual se traduce en que el Masón
utiliza la Escuadra como su más importante e indispensable Signo, para no
desviarse jamás en su búsqueda constante de
la Perfección y de la Verdad,
pues esta le va señalando el camino y
brindándole protección de manera que
no tome sendas desviadas, difíciles y
llenas de obstáculos, que interrumpan o atrasen
su marcha hacia el mas autentico
y definitivo triunfo, materializado por
el cumplimiento de sus deberes, como Masón y como miembro de la sociedad en que
se desenvuelve y que aspira las mas autenticas transformaciones sociales y la
exaltación de los ideales.
Basado en el texto de Humberto Camejo Arias: Masonería Práctica
Ap:. 19 Octubre, 2018
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